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Kaiutar

(La Ninfa del Eco)

Larin Kyösti (1873-1948)

Kaiutar, korea neito
astui illalla ahoa,
kaihoissansa kankahalla,
huusi yksin huoliansa.

Tullut ei suloinen sulho,
vaikka vannoi valallansa,
kihlaavansa kaunokaisen.

Ennen astuivat ahoa
kilvan kyyhkyjen kisoissa
kesäpäivän paistaessa,
illan kuun kumottaessa.

Meni sulho sanoinensa
impi jäi sydäminensä.

Etsii impi ihanainen
kultaistansa kankahalta,
huhuilevi, kuuntelevi,
kirkuvi, kimahutellen
äänen pienoisen pilalle,
jähmettyvi, jäykistyvi,
kaatuissansa, kauhistuvi
mustan metsän pimeyttä.

Aamulla herättyänsä,
kulkee kuje mielessänsä,
eksyttävi erämiehen
matkien ja mairitellen,
niin kuin ennen eksytteli
sulho suurilla sanoilla,
tuulen turhilla taruilla.

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La bella ninfa del eco paseaba de noche por los páramos, y recorriendo las praderas, sola, gritó su dolor. Su amado no vino aunque lo había prometido, a desposarla a ella, la hermosa doncella.

Con anterioridad habían paseado juntos en una noche iluminada por la luna, arrullándose como las palomas en un cálido día de verano. Entonces el amado se fue con bellas palabras y dejándola sola con su triste corazón.

La hermosa doncella mira hacia los páramos para encontrar a su amado. Ella llama, escucha, llora, grita hasta que su voz se hace imperceptible. Le entra frío y se queda entumecida, y, asustada, acaba por tropezar en la oscuridad del bosque.

A la mañana siguiente, cuando se despierta, una idea le viene a la mente: extraviar a los viajeros imitándolos y mofándose de ellos, tal y como su amado la extravió a ella, con bellas palabras y con cuentos que se lleva el viento.

Traducción: Lisbet Klockars y Javier Arrebola © kohoBeat 2009